Finalidades del sistema educativo y las TIC

LOS FINES DE LA EDUCACIÓN EN COMPETENCIAS SON EL PLENO DESARROLLO DE LA PERSONA

La simple transmisión de conocimientos no es la manera idónea de enseñar, los alumnos deben aprender a aprender, sentirse preparados para responder ante diferentes situaciones. Para ello es necesario que el alumno experimente ese tipo de situaciones en la escuela y que el profesorado disponga de los conocimientos necesarios para poder educar e instruir. La escuela también debe instruir, si la entendemos como forma de proporcionar al alumno técnicas y maneras de organizar y utilizar los conocimientos.

A la pregunta: ¿Debe asumir la escuela este papel educativo más allá del ámbito académico? Nosotros diríamos que sí. El objetivo es claro, hay que buscar la formación integral del individuo, y para ello la escuela debería atender a la importancia del proceso de aprendizaje así como a las diferentes competencias básicas que cada alumno debería asumir. Sin embargo, esta tarea debe llevarse a cabo de forma compartida entre las familias y la propia escuela. Las familias deben intervenir en los conocimientos y procedimientos necesarios para la vida corriente y las actitudes para la ciudadanía. Pero, ¿Qué ocurre con el alumno cuya familia no asume dichas responsabilidades? Podríamos decir que el sistema educativo es corresponsable con las familias de la educación de sus hijos, eso sí, en función de las facultades de cada cual. 

En cuanto a las competencias a desarrollar será necesario tener claros los fines propios de la educación en sí. La ONU y la UNESCO, entre otras organizaciones, coinciden en que la educación tiene que tener como objeto máximo el pleno desarrollo de la personalidad humana, así como también se debe fomentar el sentido de los valores universales y el respeto de los derechos humanos. Por tanto, se busca que adquieran unas competencias, que además serán comunes en diferentes áreas de conocimiento, proporcionando así, una educación transversal.

Fuente: https://flic.kr/p/4M1Ks9

Otro aspecto a destacar es que el alumno no solo debe integrarse, sino que también debe participar en mejorar la sociedad. Esto significa que el alumno no tiene que encajar en un molde ya establecido, sino que éste puede crear algo único que pueda aportar y renovar a la sociedad. Y para ello, el pensamiento crítico y el protagonismo del alumno en su propia formación es fundamental. Este es un cambio de mentalidad determinante y debe ser uno de los pilares del presente y futuro de la educación.

A todo esto, se suma el rol que deben jugar las TIC en este proceso educativo. Hemos destacado ésta frase de Manuel Area Moreira, ya que creemos que es clave en el debate sobre qué rol debe jugar la tecnología en las aulas y además, es aplicable tanto al profesor mas fanático de aplicar las nuevas tecnologías en el aula, como al más reacio.

“Los educadores debemos dotarnos de un discurso propio, que dé sentido, racionalidad y justificación pedagógica a nuestras prácticas tecnológicas”.

Es innegable que vivimos en la era digital y que esto supone unos cambios de paradigma constantes en nuestras vidas que la escuela no puede obviar. Así pues, es necesario que como maestros, ni nos obsesionemos ni ignoremos esta realidad, sino que nos formemos un criterio propio sobre el tema, teniendo en cuenta lo que creemos que puede ser mejor para nuestros alumnos.

En relación a nuestra reflexión sobre el proceso de aprendizaje, la lectura de este artículo ha ayudado a consolidar ciertas nociones, que hemos ido trabajando a lo largo del máster, sobre la importancia de un cambio en el sistema educativo a través de nuevas metodologías basadas en competencias y en la formación integral del alumno, y a su vez incidir en la importancia de la aplicación de las TIC en la educación del siglo XXI. Por un lado, creemos en esta nueva forma de aprendizaje que nos ilusiona, pero por otro lado nos genera la duda de que si, como comenta el texto de Zabala y Arnau, la gran mayoría del mundo educativo está de acuerdo con estos ideales, porqué no se lleva tan poco a la práctica. Y esto nos lleva a una reflexión sobre si el día de mañana, cuando seamos docentes, tendremos las habilidades, el apoyo y el valor para poder llevarlo a cabo.